El momento que atraviesa el C.D. Águila representa sin lugar a dudas la suma de todos los males, sobre todo cuando se tiene en cuenta, que después de una racha de partidos sin derrota, de pronto el equipo terminó por bajar el ritmo y quedarnos nuevamente con otra de las grandes decepciones, al estar prácticamente eliminado de la lucha por conseguir un boleto a semifinales.
Con la derrota ante Dragón este domingo, quedaron sepultadas las aspiraciones del cuadro negronaranja por luchar por la corona, esa que se le resiste desde que lograran quedar campeones el 6 de mayo del año anterior, si señores, ya transcurrió casi un año y medio desde la última corona que se levantó gracias a la mano de Víctor Coreas y desde entonces, han desfilado técnicos y jugadores, como ya es una costumbre en el nido aguilucho.
La inestabilidad en el equipo de San Miguel, siempre ha sido un factor clave para terminar de mala forma en los últimos torneos, y si a ello le sumamos que por motivos de suspensiones por parte del involucramiento de piezas claves en el esquema titular de este equipo, era más que probable que el equipo no terminara de cuajar un buen torneo, o al menos lavar la imagen dejada en el torneo anterior, pero lejos de ese factor que obviamente, terminó por afectar no sólo al Aguila, sino también a los demás equipos que sufrieron suspensiones por la venta de partidos en la Selecta de fútbol, el equipo puso fin al pésimo torneo que realizaba y logró una racha de 7 encuentros sin perder, pero fue el partido ante Alianza donde la historia cambió, esa fue la última victoria conseguida, para luego encadenar 2 empates y 3 derrotas en forma consecutiva, la última, como ya mencioné antes, terminó por sepultar las pocas esperanzas que aún habían -y muy lejanas- de lograr un boleto a semifinales.
Desconoce su servidor qué pasó después de esa victoria, pero sin dudas ese triunfo en el Cuscatlán debió haber catapultado al equipo para lo difícil que vendría después. La goleada ante Marte, fue la señal de alarma que algo no estaba bien, pero nada cambió, llegó la UES a vencer al Barraza y por último el Dragón, que también vacunó al Águila en San Miguel.
Muy certera fue la predicción de los grandes eruditos pensantes que dijeron que “Águila tendría en la bolsa 6 puntos ante Dragón”, cuando ni siquiera se habían jugado ambos encuentros, curiosamente, el encuentro jugado en la primera vuelta significó el punto de inflexión para el cuadro aguilucho, ahora, en la vuelta, la cosa cambia, Dragón venció y sueña con alcanzar un boleto, y no está muy imposible de cumplir, con 19 puntos y sumando 6 ante Santa Tecla y FAS, llegaría a 25, le faltaría únicamente apelar a que entre Juventud Independiente, Metapán y Alianza perdieran puntos en conjunto y al menos dos de ellos sumaran menos de 6 puntos para que el mitológico alcanzara su objetivo, claro, después de coquetear con el sótano durante gran parte del torneo, la idea no resulta descabellada.
¿Cómo nos queda la cara mis hermanos aguiluchos? El chiste se cuenta sólo. Con Águila aspirábamos a lograr una corona y estamos terminando nuevamente en una posición incómoda y con la posibilidad de quedar en el sótano si no se consigue sumar en las dos fechas restantes.
Pero antes un aviso, llegará Juventud Independiente al Barraza con miras a buscar una victoria y mantenerse en puestos de clasificación, y la última jornada no podría ser peor, visitar al Metapán, ganar en el Calero… nuevamente, el chiste se cuenta solo.
Un torneo más, nos tocará armarnos de paciencia, esperar que la dirigencia por enésima vez haga su trabajo y logren armar un equipo acorde a las exigencias que pesan siempre sobre Águila, para ello deberemos confiar y creer que el próximo torneo, “si será la nuestra”.
