La violencia como Modus Vivendi

Violencia

Patético y a la vez incomprensible. Lo que se supone debe ser una fiesta, un evento deportivo familiar, digno del espectáculo y de la unión que el fútbol debería propiciar, aparecen aquellos que piensan que tomar una piedra y estrellarla en la cabeza de los aficionados rivales, en los vehículos de personas que nada tienen que ver con sus ideas revueltas o en los cuerpos policiales, y en el peor de los casos lo justifican como una muestra de inconformismo, insatisfacción y frustración por la derrota, cuando en verdad lo único que demuestran es la imagen de la sociedad en que vivimos.

No es suficiente que nuestra sociedad esté al borde de la locura con la violencia desatada, con la inseguridad que vivimos, hace falta ir al estadio a disfrutar del poco espectáculo que aún puede vivirse sanamente, pero únicamente para correr el riesgo que un grupo de “aficionados” -si pueden seguirse llamando así- sigan destruyendo lo poco que nuestro fútbol aún ofrece.

Hace falta mucho para que nuestros dirigentes apuesten por una verdadera cultura deportiva, en la cual se incluyan aspectos tan importantes como la seguridad en los estadios. La prevención es tarea obligatoria, pero la solución no pasa por evitar el ingreso de pólvora, por evitar que la afición ingrese con latas o botellas, no es suficiente con que las aficiones sean separadas y se programen minutos para salir una antes que la otra, con eso no basta.

Es necesario que se modifique el dispositivo de seguridad, de prevención y también de reacción. Dice un principio de la Seguridad, que “la prevención es mucho más barata que la curación”. Si bien la prevención en nuestro fútbol ha demostrado que es insuficiente, la reacción tampoco es buena, y prueba de ello es que los dispositivos policiales tampoco logran evitar que la violencia se propague dentro o fuera de los estadios, es vital imponer una cura como medida preventiva.

En otros países se ha optado por instalar un sistema de cámaras en los accesos, alrededores y graderíos en los estadios, con lo cual se hace mucho más fácil la identificación de los aficionados revoltosos que hacen cualquier cosa, pero menos el disfrutar de un buen partido de fútbol. De esa forma han logrado no sólo identificar infractores, sino que además, se han impuesto sanciones ejemplares, incluido, el destierro de los estadios para ellos, con lo cual se les ha impedido su acceso.

Otros, incluso han sancionado a los equipos, con la celebración de sus partidos a puerta cerrada, sin afición, más una sanción económica ejemplar, capaz de hacer entrar en razón o de propiciar que los sistemas de prevención implementados por los clubes, sean mucho más efectivos, para beneficio propio y por supuesto para sus aficionados, propios y rivales.

Nuestro fútbol se ha quedado atrás en este aspecto, y basta con que exista un nuevo hecho de violencia para que el tema vuelva a ser el pan de cada día, pero con los días se deja en el olvido, como una de tantas deudas pendientes para con los aficionados, pero sobre todo para el espectáculo que algunos, aún intentamos encontrar cada sábado o cada domingo en un graderio de nuestros estadios.

Para ello es importante que los dirigentes apuesten por invertir recursos en seguridad, y dejar por un momento de pensar que lo único que importa es el dinero que recibirán en taquilla después de un clásico nacional o de un derbi capitalino, al final de cuentas, todo es una cadena, si no hay seguridad, no hay afluencia a los estadios, y si esto falta, tampoco habrá ingresos para los equipos. Un principio básico, que en tanto tiempo, nadie ha intentado siquiera practicarlo y esperar que de resultados. El aficionado salvadoreño, fiel a sus colores, se lo merece.

Post Author: JoseMa@Díaz

Bloguero y enamorado del fútbol.