TEHABLODEFUTBOL.COM A Luis Suárez, Florentino lo tildó de “no ser un gran jugador”, el uruguayo, a pesar de la sequía inicial vistiendo la camiseta azulgrana, se ha despachado a fuerza de goles para hacerse de un enorme lugar en el once titular de Luis Enrique, y quizá, sin temor a equivocarme, es hoy uno de los pilares de este equipo, y junto con Messi y Neymar, pareciese, que este centrodelantero no tiene techo.
Sus 18 goles en liga, lo ubican como el Pichichi. Ayer se marcó 3, y eso que para algunos comentaristas, “no andaba fino”, me pregunto cómo sería si lo anduviera, y es que, con un perfil bajo pero con un rendimiento que ronda la perfección, Luisito tiene hambre, pero de goles, las mordidas, los enfados y los berrinches quedaron atrás, ahora se centra en ganar, en anotar goles y en levantar títulos, esos que se le negaron en su etapa con el Liverpool.
Ayer, se marcó un partidazo, un hat-trick que abrió la cuenta goleadora del Barcelona y que cambió el panorama del partido con una descolgada y avivada suya a la defensa y portero del Bilbao. En velocidad y cuerpo le ganó la posesión al defensor para robarle el balón como penúltimo hombre, y luego amagó ante la salida del arquero, quien cometió un penal tan escandaloso como una casa, tan grande que aún causa ardor y escozor en la parroquia blanca, los únicos que son como aves de paso cuando el clima arrecia en su contra, pero se estancan en los valles azulgranas para machacar con la viga en el ojo, los supuestos fallos decantados a favor e ilegalmente al Barcelona.
El penal, certero y bien pitado, abrió la ruta del gol, cambió el partido y forzó la expulsión del arquero, último hombre. Ahora vendrán quienes con la camiseta manchada de vergüenzas quieren que se cambie la regla, porque “es demasiado castigo”, penal y expulsión, pero ¿a cuántos no les ha pasado lo mismo? Al mismo Barcelona le pasó ante el Madrid y terminó cayendo honrosamente en la disputa de un título, es más, de contar con unos minutos y un poco más de suerte, este título estaría hoy en las vitrinas del conjunto catalán.
Pero el fútbol es así, solo el que golpea una pelota o lucha a cuerpo por un balón sabe que está expuesto a ganar o perder, a continuar en la cancha o salir demasiado temprano.
El Bilbao jugó y perdió. Pudo irse arriba en la primera llegada y en la vuelta terminó decantando su futuro. El fútbol se cuenta de esta forma y no tienen cabida las farsas de los falsos profetas que señalan con el dedo cuando la duda les salpica. La regla es demasiado clara para interpretarla o querer cambiarla.
El festín siguió, Neymar, Messi, Rakitic y otros dos de Suárez, el rombo, la MSN, la mejor delantera de la actualidad, que supera en creces a la de su rival al otro lado de la calle, y que doblega a cuanto rival se le enfrenta, al PSG, a la Juventus, al Bilbao o al mismísimo Madrid.
Podrán contarlo e inventarlo de otra forma, pero si Luisito es “un jugador malo”, prefiero a uno malo que marca en partidos importantes y los menos, a otro que se empequeñece cuando el viento arrecia y las esperanzas se depositan en él. Ustedes ya saben a quién me refiero.