Hay algo que el resto de equipos en el planeta fútbol no tienen: a Messi. Para el Barça es como la luz entre la sombra, el faro que guía el barco azulgrana cuando no encuentra puerto y cuando escasean las opciones. Lo de Messi ante el Sevilla fue simplemente espectacular, y no admite discusión que el argentino con las luces puestas no hay rival capaz de detenerlo.
La autopista del argentino, driblando a uno y a otro y cobrando tiros libres con el guante que tiene por pie fueron claves para que el Barcelona lograra la quinta Súpercopa de Europa ante el Sevilla, rival rocoso y duro, de moral firme y con la convicción seria de poner los riñones donde otros se quedan sin aliento. El Sevilla la tuvo y la dejó ir, remontó un encuentro que lo tenía perdido, tocó la gloria con las manos pero la dejó escapar. El Barça, por su parte, fue capaz de lo mejor y cerca de malograr un título que ya tenía en el bolsillo.
No hay quien pare a Messi. Cuando el diez se lo propone es capaz de por sí sólo destruir a cualquier rival que se ponga frente a sí.
El Sevilla golpeó primero, un avisto a los de Luis Enrique o más bien el llamado de atención para enterarse que el trofeo en juego no era un paseo ni la asistencia a un parque de diversiones. Las alarmas sonaron y Messi se encargó de colgar un balón como con la mano producto de un tiro libre. Era el empate, y el renacer de la máquina de hacer fútbol. Sin el director de orquesta Xavi, Messi llevó el ritmo, manejó los hilos, y entre Rakitic, Rafinha, Suárez y Messi se encargaron de tocar una nueva sinfonía de fútbol.
Con el segundo gol, nuevamente Messi de tiro libre, parecía que el Sevilla bajaba los brazos, pero el mazazo lo puso Rafinha al poner el 3-1 cuando el primer tiempo invitaba al descanso. Por si fuera poco, el gol de Suárez cuando recién iniciaba la segunda mitad parecía poner las cosas definidas, pero en esto del fútbol no se puede dar tregua ni descanso, un respiro y te vas a casa con las manos vacías.
De sabidas cuentas era que el Sevilla, equipo curtido de finales en estos últimos años, rozando la heróica y usando la voluntad y las ganas como escudo y espada en la batalla, logró una remontada épica, como aquella final entre el Liverpool y el Alavés, o el milagro de Estambul entre el Milan y el Liverpool. De un 4-1 definitorio, los sevillanos doblegaron al Barça y lo pusieron con una rodilla en el piso a punto de claudicar. Reyes al 57, Gameiro al 72 y Konoplyanka al 82, desataron la locura en Tiflis, y le sonrojaron la cara al Barça, que pasó de un arrollador primer tiempo a caer sin fuerzas y con una peor cara en la segunda mitad. El Sevilla lo tuvo a punto, pero todo pasaría a sentencia para disputar la prórroga.
Sin fuerzas, el Barça intentó sin obtener recompensa, tampoco el Sevilla pareció dispuesto a desfondarse aún más. Aunque hubo opciones para ambos, debería saltar al terreno de juego Pedro, el hombre de los goles decisivos, el que dicen que se va pero que se queda, el que unos quieren fuera pero que han celebrado los goles que le han dado títulos al Barça . El gol en el Mundial de Clubes en el 2009 ante Estudiantes que forzó la prórroga, la Súpercopa Europea ante el Shakhtar -curiosamente en el minuto 115 y con Messi interviniendo en la jugada previa del gol-, el gol ante el Manchester United en 2011… son tantos los goles decisivos que el canario anotó con la elástica azulgrana, que es una falta de respeto para sí el pedir su salida del club.
Así las cosas, Pedro sería el hombre decisivo. Si Messi mantuvo a flote y le puso cerca de las manos el trofeo a su equipo, Pedro se encargó de hacerle la entrega oficial. Un tiro libre de Lío estrellado en la barrera y un contraremate del mismo argentino que le dobló las manos al arquero sevillano, fue recogido por Pedro, quien ágil y veloz le batió con un remate alto y a escasos metros de la portería para poner un marcador de locura, 5-4 y acercar al Barça, nuevamente a las puertas del cielo.
Entre Pedro, el hombre de las finales y Messi el mejor jugador de la historia encumbraron a este Barça a levantar su quinta Súpercopa, esa misma que allana el camino en la búsqueda de un nuevo sextete, a esperas de disputar la Súpercopa Española ante Athletic y el Mundial de Clubes en diciembre.
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