Del sextete a quedar en blanco

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Tras ganar la décima Champions ante el Atlético de Madrid, el Real disparó por los mismos cielos la búsqueda de la undécima orejona de su historia, y sin haber iniciado la temporada, uno de los objetivos claros era el sextete, la retahíla de títulos que se pueden ganar en una sola temporada. Para el mismo capitán blanco, Casillas, la Champions era incluso, “superior a un Mundial”. Semanas después, San Iker se comía 5 goles a manos de los holandeses y el gran capitán con la cara larga se marchaba de Brasil, demasiado temprano en el torneo, inclusive.

Tras la reanudación de la temporada, el madridismo de sangre blanca conjuró el sextete, las voces gritaron que era posible, la BBC, Carleto, el divo, el director de orquesta, el mejor defensor del planeta empuñando a Excalibur, y San Iker cual santo en hora de Iglesia presagiaban que la faena era más sencilla y al alcance de cualquier ser natural, que incluso hoy, era mucho más vistoso y bello, era como el génesis del fútbol pero mejor de lo que fue el Barcelona de Guardiola. Muchos se encargaron de vendernos que el Madrid de Modric, Bale, Cristiano o Benzemá, navegaría por las aguas de las victorias sin una tempestad que lo detuviera, impulsado a velocidad crucero, y que, Isco era la esencia suprema del fútbol y el recambio perfecto y tempranero a Iniesta en lo que a magia en sus botas se refleja.

Allá por diciembre nos vendieron que Suárez era un gordo que no le metía goles ni al arcoiris, que Messi estaba acabado y que Neymar tenía discordias por saberse mejor que el argentino y que había llegado para adelantar su venta al Chelsea o al mismo PSG. Luis Enrique era el peor técnico del mundo mundial, y que el ciclo del Barcelona, había terminado, consecuentemente, el reinado blanco imperaría por los siglos de los siglos en Europa y el mundo aún desconocido por el hombre.

Cuánta razón había! El tiempo y el fútbol se encargaron de “poner a cada uno en su sitio” (Stoichkov dix it) y mientras el Barcelona perdía en Anoeta y se hacía sangre de la víctima herida, las encuestas y los escritores de cuentos se encargaron de meter más leña al fuego con el que se cocinaba a fuego lento a Luis Enrique y los suyos. Curiosamente, el punto de inflexión que supuso la derrota ante la Real Sociedad fue la chispa que encendió el engranaje azulgrana, de ahí en más el Barcelona subió como la espuma y el Madrid poco a poco se fue deshaciendo cual castillo de arena golpeado por las mismas aguas.

La BBC se perdió y se quedó sin pólvora suficiente, Carleto perdió el timón y la llave para apretar las tuercas, Cristiano se quedó sólo y sus penales, Casillas y Bale pitados por la misma afición, y mientras, se encargaron de “eliminar” a la Juve sin siquiera jugar las semifinales, la gran señora italiana se encargó de demostrarle al mundo que el fútbol se juega con los pies, no con la boca. Los elogios y las victorias sin ganarse son un mal presagio de la vanidad del hombre, que siempre termina en la ruina y en la autodestrucción. El Madrid cayó preso de vanagloriarse con anticipación y premeditación, y ante la Juve fueron un rival incapaz de doblegar al que en los papeles, parecía ser el “más fácil”. Simplemente impresionante.

Del sextete soñado, se cayeron de la Copa, se rezagaron en la Liga y hoy se quedan fuera de la gran final europea. Tres palmazos en boca propia, por escupir al cielo. Ilusiones mancilladas al fin y al cabo, y tras de sí, una temporada más que se quedará en blanco, sin título, y con las manos vacías.

Post Author: JoseMa@Díaz

Bloguero y enamorado del fútbol.