Ronaldinho, el jugador de la sonrisa eterna

Ronaldinho Champions League

Ronaldinho navegaba en aquellos días por el césped francés, en el Parque de los Príncipes, vistiendo la camiseta del París Saint-Germain, derrochando fútbol y magia, la alegría del gol, del regate, de su samba. Ronaldinho, el jugador de la sonrisa eterna preparaba su camino hacia la historia de los mejores, de esos jugadores que comen aparte y en cuya mesa se ostentan los mayores y mejores logros individuales y grupales al que cualquier jugador de fútbol sueña y aspira poder alcanzar.

Su aventura por el fútbol francés fue la antesala del despliegue máximo de uno de los mejores jugadores que hayamos podido en nuestra vida disfrutar, su llegada al Barcelona, fue un momento que únicamente puede describirse como la vuelta de moneda que el barcelonismo aspiraba volver a encontrar. Equipo acostumbrado a vestir figuras, a idealizar jugadores para convertirlos en baluarte y bandera de su escudo, vivía tiempos oscuros, impropios de la grandeza y de la historia del equipo que no hacía mucho había celebrado su centenario. El Camp Nou, ardiente y fiel, vestido de gala como casi siempre, no disfrutaba de la alegría del fútbol y de los títulos, y vivía tiempos de sequía.

La historia de Rijkaard en el banquillo azulgrana, se encaminaba al fracaso, tras una primera vuelta sin tener los mejores resultados, resurgiría del abismo de la mano del brasileño, y es que si Ronaldinho puso la alegría en el Camp Nou, también se encargó de devolver la ilusión a una afición necesitada de triunfos. Su primer gol ante Sevilla fue tan sólo un aviso de lo que venía, un vaivén de emociones, regates, elásticas, sombreros pero sobre todo magia. El Barcelona giró en torno a Dinho y éste, no defraudó. Por sí sólo, fue capaz de destruir en casa ajena al mismísimo Real Madrid, tras una goleada de escándalo y una magistral cátedra de fútbol, el brasileño y el Barcelona, fueron capaces de levantar a la afición y llevarse una ovación que aún resuena. El camino estaba edificado, el Barcelona regresaba al pleno mayor del fútbol, a la mesa de los grandes, el banquete estaba servido.

Ronaldinho en el Bernabeu

La orejona en París fue la consagración, con un equipo de ensueño con Deco, Eto´o, Giuly, Larsson, Márquez, Puyol, Van Bronckhorst, Valdez, Xavi, Iniesta, Belleti (el héroe de París), entre otros, el Barcelona alcanzó su segunda orejona, ante el Arsenal, equipo batallador que lo tuvo contra las cuerdas, pero que finalmente, sacó la casta y el cielo parisino fue testigo del triunfo.

Su talento indiscutible, su magia impredescible, pero a su vez, abusaba del gusto por la fiesta, la sonrisa mezclada con la samba, su amor por la noche. Su fútbol lo resentía y poco a poco fue desgastando su crédito. Guardiola llegó y el amorío Ronaldinho-Barcelona pasó a ser insostenible, la relación se terminó y la química desapareció. Tras de sí dejó una enorme huella, fue parte de la base que cambió la historia del Barcelona en la última década, nada más y nada menos. Su destino, Milán. La búsqueda del fútbol perdido entre jugadores de igual jerarquía, veteranos de guerra que también intentaban devolver el prestigio al rossoneri pero también terminaría naufragando en el barco milanista.

Los años pesaron y Ronaldinho regresó a Brasil, el Flamengo y Atlético Mineiro le abrieron las puertas, pero solo tuvo mayor éxito con el Mineiro equipo con el que logró ganar la Copa Libertadores en el 2013.

Su paso por el Queretaro estuvo cerca de terminar en un nuevo éxito en su carrera, ya que se metieron contra todo pronóstico en la gran final, pero que perderían ante el Santos, por lo que al finalizar la temporada, el brasileño rescinde su contrato con el equipo mexicano.

De Ronaldinho se pueden decir muchas cosas, pero de todas, quizá la que prevalecerá por siempre es su carisma alegre a la hora de juguetear con el balón, capaz de hacer lo imposible, aún sigue disfrutando de su fútbol, y también de la fiesta, pero quizá si no fuera así, dejaría de sonreírle al fútbol.

Ronaldinho Balón de oro

Pudo ser eterno, pudo ser más grande, pero finalmente se conformó con lo que logró, y nosotros… nosotros lo recordaremos siempre, como el jugador de la sonrisa eterna.

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Post Author: JoseMa@Díaz

Bloguero y enamorado del fútbol.